viernes, 29 de mayo de 2020

Capítulo 18






Nura está en la recámara con sus hijos. Entra Marat.
..¿necesitas algo? --Nura.
--He pensado en doblar la guardia para evitar un posible ataque de Tersia... Tendrás un hombre que esté exclusivamente al pendiente de ti y mis sobrinos...
--como quieras...
--De todo los nuevos que se han presentado he seleccionado al que creo que te ayudará más... Aquí está para que lo conozca...
Marat de aparta un poco y detrás de él está Mamhud. Los dos se quedan mirando largamente. Mahmud sonríe con disimulo. No puede creer su suerte. Nura está sorprendida. No puede creer lo que está pasando. No puede creer que de todos los candidatos sea precisamente ese su escolta. Mamhud se muestra muy respetuoso. Le hace una reverencia a la princesa:
--alteza --le dice con una sonrisa seductora.
Nura está muy sorprendida:
--¿tú? No me lo puedo creer.
--¿se conocen? --pregunta el Sultán Marat sorprendido.
Se hace un silencio. A Mamhud le gusta Nura y sabe que ganará muchos puntos ante su rey cuando le diga que es su escolta. También sabe que si el príncipe le habla mal al Sultán de él pueden incluso echarlo fuera de palacio. Mamhud mira a el príncipe con cara de bueno. Le suplica con la mirada que no lo lastime, Nura siente como si tuviera su vida en sus manos y le gusta.
--si bueno, lo vi antes...
--Pues por tu cara no debió ser un buen encuentro... --dice el sultán-- si crees que no te puedes entender con él pues te busco otro.
Mamhud está tenso. Aunque sabe que por encima de todo está su misión, su lealtad al rey de Tersia, le gusta mucho Nura y le dolería que por precipitarse perdiera la oportunidad de estar cerca de él . Nura lo piensa por unos segundos. Se da cuenta que Mamhud la está coqueteando. Piensa que por la falta de respeto que supone querer seducir a una príncipe y viuda debería alejarlo de su vida.
--bueno es que... --va diciendo él.
La cara de bueno de Mamhud hace que no lo pueda echar de frente a su hermano:
--No, nada... tuve un problema y él se portó muy amable...
A Mamhud le sorprende que Nura lo defienda. No se lo esperaba y le gusta porque significa que su plan le está saliendo mejor de lo que esperaba.
--Entonces veo que no me equivoqué.. --dice el Sultán antes de dejarlos solos...
Nura y Mamhud se miran con intensidad. Él sonríe.
--creí que no te caía bien. No pensé que te gustara tenerme cerca...
A ella  le gusta la forma en la que lo mira él, nunca la habían mirado así. También le gusta lo que siente, es un sentimiento nuevo para ella . 
--No está bien --no deja de repetirse.
Mamhud le gusta mucho más de lo que quiere aceptar y le asusta porque no es un sentimiento que una viuda deba sentir según lo que le han enseñado.
--es cierto, no me caes nada bien pero me das pena. No puedo dejar a alguien en la calle y sé que si yo le doy quejas de ti a mi hermano te puedes despedir de trabajar en Palacio...
--bueno pues gracias...
A Nura le pone nerviosa la sonrisa de él:
--pero no voy a permitir que seas confianzudo...
--como quiera alteza...
Los interrumpe los hijos mayores de la princesa. Miran al desconocido con curiosidad:
--¿¿y tú quien eres?
Mamhud se pone en cuclillas. Es cariñoso con ellos lo que llega al corazón de Nura. Él se da cuenta que lo mira de reojo con una sonrisa y que se ruboriza y mira hacia otro lado cuando lo sorprende. Mamhud se da cuenta que no le costará mucho seducir a Nura. Desea tenerla entre sus brazos aunque cada vez más se va olvidando que tiene que expiar a la familia...

Cada vez va lloviendo más. Zelmira está desesperada.
--¡¡es que no piensa parar nunca...?¡
Cuando ya comienza a aflojar Zelmira sale cubierta con su velo. Se esconde entre la gente. Nadie reconoce a la princesa Viuda ni imaginan que esa mujer  está fraguando un plan para convertirse en su reina. Un auto pasa muy deprisa. La deja empapada de la cabeza a los pies.
--¡¡maldito, maldito¡
El auto se para. Lo conduce Christian.
--que pena con usted... No la había visto.
El joven le resulta muy atractivo a la princesa. Sonríe coqueta:
--bueno a un chico tan guapo como tú se le perdona todo...
--sí la puedo ayudar en algo...
Zelmira sonríe coqueta:
--sí, si puedes.
Zelmira se sube al auto. Christian le gusta mucho, joven, guapo, sensual y apetitoso.  Tal y como él  le gusta. Aunque a Christian nunca le llamaron la atención las mujeres es mayores que él pero sus ojos hechizan. Christian queda atrapado en la mirada de ella. En un lugar desierto hacen el amor. Después Zelmira se arregla la ropa.  Está muy satisfecha.
--Nunca pensé que hubieran turistas como tú... Espero que nos sigamos viendo...
Christian tiene miedo que la mujer  lo meta en un lío así que aprovechando que ella  se va un momento y le pide que la espere, Christian la abandona. No se quiere poner en peligro en los últimos días. Solo quería pasar el rato. A Zelmira le da rabia que la abandona. Sus ojos están llenos de veneno.
--¡¡ningún hombre me usa y me tira y luego lo cuenta...¡ ¡¡¡está muerto... ese canalla está muerto...¡

Zack tiene las copias del diario de Levent  traducidas. Entra en un bar, tiene miedo de lo que va a encontrar. Está seguro que no va a encontrar ningún secreto pero le da demasiado curiosidad lo que está escrito en su diario.
---solo hablará de lo mucho que me ama. Seguro que si se lo pido me lo deja. No lo hace porque no sé su idioma--va diciendo para justificarse.
 sus ojos se clavan en las primeras páginas, en las que explica  cómo huyendo de una esposa impuesta se convirtió en amante de un desconocido que le ayudó a encontrar trabajo y después en amante de otro desconocido que le ayuda a salir del país. Levent descarga su culpa en esas páginas. Escribe como desahogo. Lo hace en su idioma y está seguro que sus secretos están a salvo por eso. A Zack le duele el alma al descubrir el engaño, al descubrir que Levent  no siente nada por él, al leer como  cuenta que su historia no fue lo que pensó . También habla de sus remordimientos por estar engañando a un hombre como Zack para salir de su país y unirse con su hermana Raina. También habla de que solo los une el sexo. Los ojos de Zack están llenos de lágrimas. La herida que le está ocasionando la lectura es muy honda pero no puede dejar de leer. Quiere saberlo todo. 
Zack va leyendo el diario.  Zack llora abatido. Le duele que la felicidad que él sentía por el maravilloso regalo que le había hecho Levent  amándolo sea falsa. Está deshecho.  Zack está muy herido. Lleno de rencor.
--¡¡no me ama, me vio la cara. Buscaba un tonto y yo fui el único¡ ¡¡puse mi vida en riesgo por una putita que usa su cuerpo para su beneficio.¡
Se seca las lágrimas.  Golpea los puños contra la mesa:
--¡¡pero se acabó... no quiere caldo pues tendrá dos tazas...¡ ¡¡¡si tanto me detesta pues tendrá que vivir conmigo con mis normas o volverse a su país...¡y si lo único que quiere de mí es sexo pues es lo único que tendrá¡¡
Zack conoce a gente del gobierno que le están ayudando con los trámites del asilo político de Levent  y de los suyos propios. Así averigua que Raina de Sarabia se está preparando para viajar a Madrid desde Miami. A Zack no le interesa que Levent  esté con su hermana así que pide ayuda a su amigo para asi evitar que la princesa exiliada pueda viajar.


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